martes, 28 de diciembre de 2010

Silencios que no se callan y aunque es increíble hablan...


Hay silencios que duelen como puñales en el alma,

otros silencios que se prefieren antes que lo vacías de las palabras...


Yo conozco un silencio que dice más que un millón de vocales y miradas,

esos silencios que no se callan y que aunque es increible hablan...


Son esos silencios que no son oscuros ni intrigantes,

silencios que aunque lo parezcan, jamás llevan a la desconfianza...


Yo prefiero un silencio, tu silencio,

antes que el mundo me regale todas sus palabras...


Tus silencios son como aquellas notas musicales que logran armonizar mi alma,

son silencios puros y completos, silencios que dicen más de lo que todo los libros narran...


Yo conozco un silencio que es claro y perfecto como el alma,

un silencio que se compone por un abecedario, no de letras sino del alba...


Sólo conozco un silencio que dice más que vocales y palabras,

son esos silencios que no se callan y aunque es increíble, hablan...


Stefanie Riani


(Pensado en los bebés tan pequeñitos que tanto nos dicen cuando aún no nos hablan, así también como en mi interés por las personas sordo mudas... En fin, la interpretación de mi texto queda a criterio de cada uno de nosotros, siempre que se prefiera los silencios antes que millones de palabras)

lunes, 20 de diciembre de 2010

La soledad...


Nacimos en noches soleadas o quizás en días oscuros,

crecimos creyendo en que somos únicos y perfectos,

en que nadie será igual a cada uno de nosotros.

Nos apoderamos del mundo, de las cosas y de los hombres,

anhelamos un mundo de prestigio, objetos y personas a las que quizás jamás alcanzamos...

Creemos tenerlo todo, estar incluidos en una familia, una sociedad,

pero ni ello, ni tener miles de seres queridos nos quita la soledad que nos acecha.

Estamos solos, solos en un país, en un mundo que creemos conocer,

diminutos en un Universo en el que mi existencia no tiene ni la menor importancia...

Somos apenas una milésima parte de lo que querríamos ser y de lo que quieren que seamos,

no somos ni siquiera una estrella visible en el firmamento,

apenas un grano de arena o una gota de agua del Océano Pacífico...

Estamos tan solos, solos y abandonados, que buscamos amigos, amores,

consuelo y abrazos por una soledad que nos invade el alma diariamente y que no sabemos enfrentarla.

Solos, solos... más solos que un hombre desamparado en el desierto,

que una estrella fugaz perdida en el cielo...

Soy yo, mi soledad, tan sólo mi pensamiento, mi sombra y yo en una triste agonía,

una soledad que me invade y me aprisiona el alma día con día...

podré tenerlo todo, pero la soledad es siempre mi única compañía.


Stefanie Riani

domingo, 12 de diciembre de 2010

Educación especial y Filosofía...



Desde hace un buen tiempo comprendí que la educación formaba una parte importante de mi vida... Comprendí de a poco que educar no es sólo tomar lápiz, papel y libros, que un docente no lo es sólo por llevar siempre tizas y borrador en su bolsillo...

Creo observé todos los maestros y docentes que me rodeaban, estudié inconscientemente sus gestos, formas de ser y de dar clases, para ir formando en mí un prototipo de aquel docente ideal que me gustaría encontrar a lo largo de mi instancia en la educación primaria y secundaria... Así cree en mi imaginación un gran puzzle de partes diferentes pero compatibles hasta formar en mi mente aquel docente casi perfecto que cubriera todas mis expectativas... Pero cansada y un poco desmotivada por la dificultad de encontrarlo en la realidad, decidí hacer algo más importante... dejar de buscar, y emprender el camino para acercarme yo a esas cualidades en la medida que me fuera posible.

Así fui formando mis ideales, esos que son cimientos de todo aquello cuanto uno pueda proponerse; y en el camino de mi sueño que recién estaba comenzando, me encontré con las injusticias del mundo y fundamentalmente del hombre... de nosotros los supuestamente animales más perfectos de todos, los seres humanos...

Fue allí donde fui por primera vez consciente de una de las cosas que sí es maravillosa en los seres humanos, el pensar... Un pensamiento que puede recorrer cosas bellas y las más bajas que suceden a causa de nuestra culpa en el mundo... un pensar mio y no de otros, un pensamiento que ya no se impone, que no está a cargo de nadie más que de sí mismo...

Fue allí -y sin duda por una multiplicidad de causas más que no me daría una hoja entera para escribir- donde comprendí que mi lugar era la educación, la educación de niños y jóvenes, mi ayuda para el ejercicio de su razón... Para ser más claros, especialmente la educación de la Filosofía.

Y hablo de la Filosofía no como aquella que quiere imponerse a todos para aprender de memoria autores, conceptos y temas, sino como aquella que va más allá... que complique lo que conocemos o lo que creemos conocer, que haga reflexionar sobre quiénes somos y qué pretendemos ser... una Filosofía que no hable de "una" historia, de "un" mundo o de "los" seres humanos, sino que hable de nosotros y de el que es nuestro mundo; porque hoy ya no nos sirve abrir la ventana y observar qué sucede... hay que salir, incluirse, animarse a mirar el afuera siendo consciente de que yo también formo parte de él!!

A todo esto, me doy cuenta de que todos y cada uno de nosotros formamos parte de un sistema, un sistema que a veces o a algunos incluye y otras que tantas veces me da la espalda a mí o a los demás... cuántas veces sentimos que el mundo nos da la espalada o nos pone piedras en el camino para avanzar!! El problema es que el mundo, el sistema al que yo llamo, no es más que un mundo creado por todos nosotros, que alimentamos y cosechamos todos los días sin ni siquiera pensar... Y así excluimos a tantos ¿verdad? por pensar diferente, por el color de piel, por ser muy joven o muy viejo, por ser o muy gordo o muy flaco, o muy alto o bajo, por no saber hablar o no poder ver, porque se es hombre o mujer, por determinadaorientación sexual, por formas de vestir... por llevar determinado tipo de sangre en las venas...

Ahora bien, ¿quiénes quedan por fuera de todo ello? ¿acaso hay algún ser perfecto y mejor que todos ellos que tenga derecho de excluir a los demás?...

Nosotros, todos y cada uno de nosotros somos quienes creamos las diferencias, quienes las alimentamos y les damos poder de seguir establecidas en la sociedad...

Con todo ello, conjuntamente y de la mano a mi gran interés por la educación y Filosofía es que me motiva el hecho de ayudar a los demás, es decir contribuir en lo que esté a mi alcance con aquellos que todos los días nosotros hacemos sentir diferentes, solitarios... así es que comenzó mi interés por aprender lenguaje de señas.

No existe un mundo aparte al de "nosotros" los que oímos y emitimos palabras oralmente de "aquellos" que no pueden hacerlo; nuestro mundo es NUESTRO, no debe existir diferencia y límites que nos separen entre unos y los otros, así como con quién sea...

Así es como comenzó mi más grande sueño o mejor dicho objetivo -no me gusta llamarle sueño pues parece algo casi inalcanzable y lejano- que es la educación, la educación de la filosofía y más específicamente -el cual me he motivado este año- la idea de la educación especial de la Filosofía. Cómo he dicho en anteriores ocasiones, creo tengo un gran, largo y difícil camino por delante para cumplir estos objetivos que recién están aflorando en mí y que paso a paso he comenzado en mi carrera, pero creo valerá la pena el esfuerzo y el camino arduo pero importante que me espera...

Unir filosofía y educación especial me parece de suma importancia en todos los sentidos... No sólo contribuirá hacer más igual al mundo que cubrimos de nuevas diferencias cotidianamente sino que como siempre he dicho, seremos conscientes de que para pensar y filosofar no se necesitan palabras orales, sino simplemente un ser humano que sea comprendido, acompañado, e incluido a un mundo que aunque a él pertenece, aún se le niega, para que haga así un uso confiado y libre de su razón.

Stefanie Riani

jueves, 18 de noviembre de 2010

El porqué elegí ser docente…


Desde hace tiempo me pregunto si los seres humanos tenemos una meta o sentido predeterminado a cumplir en nuestra vida.

Por momentos he pensado que puede que sí, por otro creo que todos los días vamos construyendo nuestros destinos...

Ya sea una o la otra, estoy segura que desde pequeña sea en juegos o la imaginación tuve claro lo que quería para mi vida, luego con el tiempo fui alimentando esa inocencia comprendiendo lo que sería mi mayor sueño... así decidí ser docente.

Quizás no tengo claro cuáles han sido los motivos que dieron lugar a decidirme, quizás tuve buenos profesores y maestros, materias que me gustaron y marcaron por supuesto.... pero si de algo estoy segura es cómo hoy tengo suma confianza en ella, confianza en que educando se puede cambiar el mundo en que vivimos, o al menos contribuir con un granito de arena para transformar nuestra realidad...

Es un sueño, lo sé… un sueño que a veces o a muchos pueda parecer no más que una utopía, una confianza tal que ve a la educación como la solución a problemas sociales y creadora de un futuro mejor de nuestras sociedades. Pero lo importante, es que más allá de serlo o no, lo que siento al pararme frente una clase es inmensamente inexplicable, unos podrían llamarle vocación, yo amor, otros en cambio ni siquiera lo entenderían.

Para mí le educación es una de las tareas más importantes que puede tener el hombre, más allá de que no puedo dejar de hablar desde mi admiración hacia ella, educar es lo que da lugar a gran parte de lo que somos, a lo que seremos el día de mañana.

Los maestros y docentes se desviven por sus alumnos -los buenos por supuesto-, dejan en el aula lo más importante de sí… no su tiempo, ni sus conocimientos, sino todas sus esperanzas, sus sueños, todo su compromiso en cuerpo y alma… Es cierto, yo hablo desde mi poca experiencia y desde un comienzo de mi carrera lleno de sueños y expectativas, pero se que la docencia no será para mí sólo un trabajo donde lo importante es cumplir un horario, corregir pruebas, entregar notas... para mí es mucho más que eso, es respeto hacia lo que hago, hacia aquellos para los que trabajo, respeto por lo que enseño y respeto por todas aquellas posibilidades que yo también tengo para aprender. Así, en el aula no seremos tan sólo docente y alumnos callados y atentos escuchando; seremos seres iguales, dispuestos a aprender de todos, ellos de mí y de sí mismos, y yo por supuesto, de cada uno de ellos.

Quizás la sociedad nunca termine de ser totalmente consciente de la importancia del ser docente, elegir la educación no es tan sólo ser un hombre enseñando determinados conocimientos que ya están predeterminados y programados... es dedicación, reveer planes, programas y objetivos; es pararse frente a un aula con treinta seres que desconoce, todos diferentes entre sí, cada uno con sus gustos, sus personalidades, sus problemas; es enfrentar situaciones difíciles cotidianamente, luchar por sus derechos y los de sus alumnos; es el saber re-explicar y no repetir, transitar por un nuevo camino cientos de veces hasta que sus jóvenes lo recorran consigo... Educar no es sólo transmitir conocimientos, sino también valores como el compañerismo, la tolerancia y el respeto.

Por todo ello para mí la educación es lo más importante, es dejar un poco de sí en cada aula, con cada joven, cada grupo, cada nuevo año que comienza... con tan sólo la esperanza de formar nuevos jóvenes, jóvenes mejor adaptados al presente y buenos hombres del mañana.

Es un desafío lo sé, pero me motiva el arriesgarme, me motiva una esperanza, una meta, un objetivo que parece inalcanzable pero sé que puede ser realizable. Por mi parte quiero hacer que se de importancia a la educación, a lo que se enseña, a quiénes enseñamos, a aquellos que reciben la enseñanza; es necesario trabajar sobre este mundo que crea desigualdad en la igualdad, tratar a todos como iguales, trabajar sobre las diferencias, incluir todas las clases sociales, preferencias y orientaciones sexuales, e incluso poner énfasis en las personas con capacidades diferentes… sería tan interesante que los docentes aprendamos por ejemplo lenguaje de señas, braille y nuevas técnicas para capacitarnos en el trabajo con personas que al fin y al cabo son iguales a nosotros pero calificamos como diferentes.

En fin… quizás es un sueño lo sé, un sueño de que al fin se reconozca el valor de la enseñanza y del trabajo de todos aquellos que juntamos nuestras manos con esfuerzo todos los días a favor de la educación. A veces puede parecer no más que una utopía… pero así lo fuera, de todas formas vale el cansancio de una lucha interminable por hacer de la educación un verdadero derecho, por respetarla, peleando quizás contra el mundo entero a favor de ella, e intentar dejar al menos huella en las almas de niños y jóvenes, dignos para la sociedad del día de mañana.

Stefanie Riani

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Externalismo- Internalismo: En busca de un enfoque de estudio para la Historia de las Ciencias


Cuando hablamos de ciencia cotidianamente y para sentirla de hecho más nuestra y no sólo de los científicos, nos referimos a ese conjunto de conocimientos teóricos y prácticos que permiten que mi estadía en el mundo sea posible e incluso placentera.

Por lo tanto tenemos en claro los beneficios e incluso aquellos descubrimientos amenazantes para el hombre como la “Bomba atómica”, y aquellas aplicaciones que la ciencia nos brinda día a día en un supuesto veloz progreso que corre delante de nuestros ojos sin siquiera parecer pedir permiso; disfrutamos de la tecnología, nos tranquilizamos ante la salida de nuevos medicamentos, nos admiramos con clonaciones, inseminaciones artificiales, etc; y admiramos de tal manera todo lo que nos brinda la ciencia que la vemos como una especie de mundo paralelo al nuestro, independiente de nosotros, pero de la cual “tomamos prestado” su multiplicidad de descubrimientos.

Ante todo esto deberíamos preguntarnos ¿De dónde salen todos esos progresos teórico- prácticos a los cuales nosotros llamamos ciencia?, ¿La ciencia es tan independiente de nuestras sociedades que pasa a estar en manos sólo de unos pocos llamados científicos?... Es con estas preguntas que nos encontramos en la necesidad de crear o mejor dicho reconstruir una Historia de las Ciencias que me permita dar cuenta de su complejo e importante desarrollo, para conocer la multiplicidad de cambios que ha “sufrido” y que la han dirigido a lo largo de todos los tiempos. Por mi parte no me dedicaré a recrear esa Historia de la Ciencia que de hecho es muy larga y compleja, pero si me ocuparé de un problema no menor que refiere al enfoque que debe de tenerse al realizar ese estudio de la evolución histórica de la ciencia.

Como venimos diciendo, e incluso Juan José Saldaña[1] también interesado por este problema lo destaca, se suele creer que la ciencia incide mucho en la vida cotidiana del hombre con sus adelantos tecnológicos y descubrimientos, pero olvidamos -o no nos damos cuenta- cómo nosotros, es decir la sociedad, también incide en ella. Esto puede parecernos inconcebible a primera vista pero tratemos de reflexionar sobre ello para la búsqueda de un posible enfoque para el estudio de la Historia de la Ciencia. Ante esto nos introducimos en un tema de gran controversia en los últimos tiempos ¿Externalismo o Internalismo?

Nos remontamos al Siglo XVIII donde el positivismo toma desde su origen gran importancia en el quehacer científico y el empirismo lógico producto de este, propone un sistema de racionalidad para operar con él en la investigación científica. Así se generan los criterios de demarcación a seguir para determinar lo que es ciencia de lo que no, estableciendo principios epistemológicos. De allí se desprenden diferentes epistemologías como las llamadas normativas o las que conocemos por descriptivas. A grandes rasgos decimos que estas se diferencian por ser las primeras las que basan sus criterios en cuestiones lógico- epistemológico, las que niegan todo sujeto cognoscente, subjetividad, historicidad y refieren exclusivamente al contexto de justificación; por su parte las epistemologías descriptivas además de los criterios lógicos aceptan los psicológicos, sociológicos, históricos, su centro es el sujeto que conoce y su contexto es el de descubrimiento.

Como bien sabemos el positivismo lógico parte de la base de que la razón encuentra su mayor expresión en la ciencia y cree que esta misma posee una razón propia que se puede aislarla de cualquier influencia exterior. De allí la ciencia tendrá una coherencia interna, independencia y autonomía, no sólo necesaria para su origen y desarrollo, sino también suficiente en sí misma.

Así nos encontramos con este internalismo que situado en las epistemologías normativas supone el estudio del desarrollo de la ciencia como un proceso de producción y desarrollo del conocimiento intrateórico, autosuficiente e independiente de toda influencia exterior como lo económico, político y social; que en su propio movimiento va desarrollando lenguajes, teorías, ideas y leyes científicas.

Este perfil ve a la ciencia como aislada de todo aquello que pueda ocurrir en la sociedad en que se desarrolla o surge, y el estudio desde esta perspectiva observará que la ciencia existe plenamente gracias a ella misma sin la intervención de nada externo a ella que la determine o condicione. Como dice Medina[2] “Tal suposición parece una actualización del platonismo en la medida en que asume que el Mundo de las Ideas posee una verdad intrínseca, preexistente e independiente de todos los hombres...”

Siguiendo con Medina[3], resulta interesante la distinción que él hace entre Internalismo duro o radical y el flexible; en el Internalismo duro nos pone como ejemplo a Koiré, entre otros, que sostiene de manera radical lo que veníamos hablando, que la racionalidad científica subsiste independiente de todo factor externo de cualquier tipo ya que estos llevan a la invalidación de las teorías porque afecta el contenido de verdad (inductivismo). Medina llamará internalistas flexibles a Popper y Lakatos que mostraron según este una crítica a la inducción donde para ellos lo empírico y externo siempre está en juego en la selección de hechos (aunque en menor medida y subordinado lo segundo a lo primero); y esto quitaría su carácter de “pura” racionalidad y objetividad.

En el otro extremo encontramos al externalismo que se corresponde a las epistemologías descriptivas, y a diferencia del anterior no sólo acepta sino que incluso ve como necesaria la relación entre el origen o desarrollo de la ciencia con otras formas de conocimiento y con la estructura económico- político- social de una sociedad determinada, lo mismo que acepta la relación entre teoría y práctica. Si el externalismo ha sufrido grandes caídas a lo largo del tiempo (recuperándose recién por los años 70 u 80) ha sido por el extremo de pensar que la ciencia se deriva exclusivamente de la economía, mercado y producción material de una sociedad. Este es un caso especial de externalismo que lo llamamos Materialismo histórico Marxista[4], que explica la producción científica como producto de relaciones sociales, de trabajo y del hombre con los materiales de trabajo, que no sólo constituyen una forma de ser del hombre (ser alienado) sino también los conocimientos científicos de su sociedad; de esta forma la superestructura de la sociedad -del esquema tan conocido de Marx- determinará entre otras cosas el desarrollo de la ciencia.

El externalismo entonces –sin caer en esa especie de radicalismo- será el que se interesa por esa conexión necesaria entre teoría y práctica, ciencia y sociedad, incluyendo allí a la economía, formas culturales y sociales, religión y tecnología.

Ahora bien, luego de conocer las dos posturas bien diferenciadas ¿Cuál de las dos posturas sería mejor elegir para abordar un estudio de la Historia de la Ciencia?

Como bien sabemos, la historia de la ciencia ha sido un largo y complejo desarrollo que da cuenta de la gran capacidad del hombre del uso su herramienta más preciada: el pensamiento, la razón.

Como ya hemos visto en oportunidades anteriores, el claramente externalista Farrington[5] en su intento por lograr una visión clara sobre el comienzo de la ciencia, se remonta hacia épocas antiguas, millones de años antes de Cristo para mostrar cómo el hombre siempre estuvo tan cercano a la ciencia aunque no conociese su nombre. De esta manera desde que los hombres pisaron la Tierra pusieron todo de sí para su sobrevivencia; a grandes rasgos, lograron utilizar el fuego, crearon herramientas para la caza y todo tipo de trabajos, utilizaron las matemáticas, la astronomía, el arte; crearon historias de Dioses y luego historias puramente racionales para entender más el mundo que los rodeaba; hicieron experimentos, observaron e incluso pusieron signos de pregunta a lo que nos mostraba la experiencia o teorías anteriores; formularon, reformularon, criticaron, cuestionaron y solucionaron.... en fin, el mundo fue haciéndose cada vez más complejo, cambiaron los intereses, surgieron nuevas preguntas , nuevas exigencias para la sobrevivencia, y el hombre fue capaz a lo largo del tiempo de crear herramientas, experimentos y teorías cada vez más complejas y muy diferentes a las anteriores. Lo mostraron los mitos como el de Marduk y luego la gran implementación racional con Tales al explicar el mundo ya sin la ayuda o intervención de Dioses caprichosos y vengativos que al final eran iguales o peores que nosotros los seres humanos. Las explicaciones, las necesidades del hombre iban en aumento y por ello se buscaban nuevas soluciones; lo mismo podemos decir que sucedió con científicos que les sucedieron como Copérnico, Galileo, Newton, Einstein e incluso acercándonos más a la actualidad con las nuevas exigencias en la sociedad que dieron lugar a ese casi sinónimo de la ciencia que llamamos tecnología.

De esta forma ¿Acaso no tuvieron influencias sociales esas innovaciones teórico-prácticas?, ¿Acaso hoy no incide en la dirección que toma la ciencia la necesidad por una nueva vacuna o nuevas explicaciones a hechos que suceden el mundo?

Ahora bien, no significa con esto que la causa del desarrollo de la ciencia se encuentra sólo fuera de ella, pero las causas externas de seguro si deben ser tomadas en cuenta. De esta forma todo conocimiento científico se encuentra inserto en una sociedad y época determinada, tuvo que haber un porqué, un tipo de determinación e interés social o personal, que hicieran que Galileo y no otro de su tiempo o de antes, logrará plantear su modelo heliocéntrico del Universo. Por supuesto que acepto que la ciencia de la época antigua aún no estaba tan desarrollada como si ya lo estaba en la época moderna, y que sí incide en Galileo su antecedente Ptolomeo, un desarrollo intrateórico importante dentro de la misma ciencia; pero debe de incidir algo más en la ciencia, una influencia social, características subjetivas del científico que dirigen su investigación, o quizás, al estilo de Fouréz[6], un simple observar del sujeto que ya estructura un modelo teórico...

De esta forma, el científico que depende de todo un desarrollo propio de la ciencia como el avance de leyes, teorías, métodos, etc, para emprender una investigación (así como hoy en cuanto a la tecnología la creación de modernas computadoras aún depende del primario lenguaje binario) también debe de conocer y responder las exigencias que impone el desarrollo de su sociedad, como también estará condicionado y determinado por sus propios intereses y concepciones psicológicas y filosóficas. De esta forma la ciencia ya no es tan independiente del mundo en que se encuentra, ya que aunque lo interno de la ciencia resulta condición necesaria para el desarrollo de esta, no así es lo suficiente, pues toma gran importancia el vínculo ciencia- sociedad.

Obiols[7] en sus escritos sobre la posmodernidad nos remarca cómo en la actualidad la nueva concepción de la ciencia como no objetiva y ya no puramente racional, se comienza a ver claramente en filósofos como Kuhn. Como indica Saldaña[8], Kuhn que en un primer momento nos puede parecer internalista, es el primero en intentar romper la barrera tajante entre externalismo e internalismo, ya que incluye poco a poco en su pensamiento factores externos provenientes de una sociedad con todas sus complejas características. Tenemos ejemplos claros que nos da Kuhn en sus obras[9], es el caso del concepto de Paradigma como esa matriz disciplinar que incluye no sólo conceptos teóricos sino también un conjunto de valores, creencias, e incluso intereses que comparte una comunidad científica específica. Así mismo otro ejemplo es la Revolución científica que lo relaciona con una revolución política donde las instituciones, las ideologías, los valores, intereses, etc... cambian. Como vemos en el paradigma de Kuhn se unen o mejor dicho se ponen en juego tanto internalimo como externalismo, contexto de justificación y contexto de descubrimiento.

Buscando ejemplos claros sobre como externalismo e internalismo no son más que dos caras de una misma moneda que van de la mano y que una división o elección de una u otro contexto resulta innecesaria, nos encontramos con el que presenta Medina[10] parafraseando a P. Forman donde se interesa sobre cómo los problemas internos son sólo uno de los factores causales de la ciencia. Forman estudia cómo científicos del período anterior a la invención de la mecánica cuántica (década del 20) debieron adaptarse primero al contexto intelectual en que se encontraban y del cual recibían muchas críticas, para luego lograr salir de la crisis en que se encontraba la antigua mecánica cuántica.

Otro de los grandes ejemplos que destaca Saldaña[11] e incluso toma de Mikulinsky[12] es el de Darwin y su teoría sobre la evolución de las especies donde aunque comienza las investigaciones por problemas propiamente internos de ciencias como la Biología y Geología, Darwin no encontrará solución que lo conforme por completo recolectando hechos que den cuenta dicha evolución, y por ello extenderá su trabajo a ver no sólo la evolución sino cómo ha sido el origen de esta. Es aquí donde entra la idea de selección natural para crear razas únicas de animales y plantas que toma del que hacer práctico, y también la idea de lucha por sobrevivencia que no sólo remarcaba que todo animal debía adaptarse a sus condiciones de existencia para sobrevivir o morir, sino también todo hombre de su época que debía adaptarse a la nueva sociedad capitalista. Ambas le sirvieron para crear su teoría evolucionista. Como vemos Darwin sólo encontrará la solución apoyándose en lo práctico, en nociones demográficas y de supervivencia que tomó del economista Malthus.

De esta forma viendo como se vuelve casi inevitable que lo interno y externo se ponga en juego, dando ambas en una especie de retroalimentación dan paso no sólo al origen sino también al desarrollo de la ciencia, verificamos lo que el gran científico Albert Einstein[13] nos ha dicho: “La ciencia considerada como proyecto que se realiza progresivamente, es tan subjetiva y está tan psicológicamente condicionada como cualquier otra empresa humana.”.

Podemos decir así que la ciencia no es el tren que pasa frente a nuestras narices siguiendo de largo, sino que podemos subirnos en cada estación y aún quizás manteniendo su propia estructura, reglas y mecanismos de función, nosotros hemos de hecho marcado su rumbo con nuestras subjetividades, el desarrollo de nuestras necesidades y exigencias sociales.

Sólo teniendo en cuenta todo esto podremos abordar un verdadero estudio de la Historia de la Ciencia.

Stefanie Riani M.


[1] J. J. Saldaña: “La ciencia y la no ciencia en la explicación histórica de las ciencias”

[2] E. Medina: “La polémica internalismo/ externalismo en la Historia de la Ciencia y la Sociología”

[3] IDEM

[4] J. J. Saldaña: “La ciencia y la no ciencia en la explicación histórica de las ciencias”

[5] Farrington: “Ciencia griega”

[6] G. Fourez: “La construcción del conocimiento científico” Cap2. La observación

[7] G. Obiols- S. Di Segni: “Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria”

[8] J. J. Saldaña: “La ciencia y la no ciencia en la explicación histórica de las ciencias”

[9] Kuhn “La estructura de las revoluciones científicas”

[10] E. Medina: “La polémica internalismo/ externalismo en la Historia de la Ciencia y la Sociología”

[11] IDEM 9

[12] S. R. Mikulinsky “Introducción a la teoría de la Historia de las Ciencias”

[13] Extraído de P. Thuillier “Ciencia y Subjetividad: el caso Einstein